No sé porqué los productos de cabra a veces tienen mala reputación. La gente me ha dicho de todo, que saben a zacate o pasto, que saben a tierra, que huelen mal o que les cae pesado.

Si les cae pesado pues ni modo pero si es porque piensan que huele mal o sabe a pasto creo que han estado comiendo productos de cabra de mala calidad.

La primera vez que comí queso de cabra fue cuando estaba en la escuela de gastronomía y hubo una actividad donde sirvieron tomates rellenos de queso fresco de cabra y hierbas, bañados en aceite de oliva acompañados de unas tostaditas de pan.

En ese tiempo yo no comía carne y me pareció de las cosas más ricas que había probado en mi vida hasta ese momento. Me enamoré y empecé a incorporar productos de cabra a mi dieta.

Los quesos de cabra se pueden incorporar con relativa facilidad a casi cualquier plato; los más cremosos se pueden usar en lugar de queso crema para comer con pan, los duritos y salados se pueden utilizar para decorar pastas o hacer pesto, se pueden hacer dips y se pueden usar además como topping de ensaladas (como en la receta de hoy).

Estos quesos combinan muy bien con sabores dulces, ácidos y con elementos crujientes. Sabores como miel, manzanas, almendras, ajo, aceite de oliva; estos sabores ayudan a cortar un poco la grasa y a balancear el sabor del queso.

Aparte de ser delicioso el queso de cabra tiene muchos beneficios entre ellos los siguientes:

• Rico en proteínas, que ayudan en la formación y reparación de tejidos, músculos y huesos.

• Rico en vitamina A, importante para la visión, el sistema inmunitario y la reproducción. Además, la vitamina A ayuda al buen funcionamiento del corazón, los pulmones, los riñones y otros órganos.

• Rico en calcio. Asociado a un mejor salud de nuestros huesos.

• Aporta Fósforo, fundamental para la formación de huesos y dientes. Nuestro organismo necesita fósforo para producir energía y llevar a cabo muchos procesos químicos importantes.

• Bueno para el riñón. Este tipo de queso es adecuado para quienes padecen insuficiencia renal crónica gracias a su bajo contenido en potasio.

• Tiene grasas más saludables. El queso de cabra tiene menos grasas saturadas que el de vaca.

• Es más fácil de digerir. La leche de cabra tiene un contenido menor de lactosa y caseína respecto a la leche de vaca.

• Mejoran la flora intestinal. En estos quesos podemos encontrar altos niveles de probióticos, que mejoran la flora intestinal y el sistema inmunológico. Además aumentan la capacidad de absorber el calcio y sintetizar la vitamina B.

Parece que me estuvieran pagando por promocionar los productos de cabra pero en serio me encantan. Mi plan más adelante es lograr tener una casa con un patio muy grande donde pueda tener un mini horno para pizzas y una cabra de mascota.

Sería una cabra de esas enanitas y todos los días la ordeñaría. Algún día Sharon, algún día…..