Cuando en el supermercado paso por el pasillo de la pasta y veo todas las diferentes formas y variedades hay unas que casi siempre son las que escojo: lenguine, penne y farfalle. También hay otras que me hacen pensar en quién las compra y por qué; principalmente esas que son de tres colores donde las rojas se supone que son de tomate y las verdes de espinaca. Estoy demasiado segura que es puro colorante porque a mí nunca me han sabido a nada.

Hay otras formas que nunca compro pero que siempre me dan curiosidad como las conchas gigantes, los canelones y los diferentes tipos de pastina.

La pastina es una término italiano que se refiere a las pastas chiquititas como el orzo (también conocido como rosmarina, risoni o pignolina), la estelline (que se ve como florcitas miniatura) o bien las de letritas que me parecen de lo más corrongas.

Estas pastas chiquitas se usan en sopas, ensaladas o platos para niños. En el caso del orzo también se puede cocinar junto con arroz para hacer pilaf o bien de la misma forma en la cocinaríamos un risotto para volverla cremosa.

Normalmente se cocinan exactamente igual que cualquier otro tipo de pasta solamente que tal vez con un tiempo de cocción un poco menor.

Si las van a utilizar en ensaladas es recomendable cocinarlas y dejarlas enfriar por completo antes de mezclarlas con vegetales y aderezos ya que si no pueden ponerse muy suaves y babosas.

Lo que hacen es que la cuelan del agua en el que la hirvieron, la dejan enfriar y luego la cubren con un poco de aceite de oliva para que no se peguen todos los granitos.

Yo debo admitir que me encanta la pasta pero en mi corazón, y en mi estómago, hay un lugar especial para los platos de pasta que vienen con mariscos. Puntos extra si son con tomates. ¡No puedo explicar lo mucho que me gustan!

Para la receta de hoy quise intentar cocinar orzo ya que siempre me da curiosidad cuando lo veo en el super. Yo soy una que a veces por pereza o cansancio muchas veces como arroz, atún y algo más. Mi objetivo con la receta que hoy era que fuese un plato igual de fácil de preparar, que estuviera en la mesa en 30 minutos y que nos diera ese mismo sentimiento de satisfacción y confort a la hora de comerlo.

Tal vez la combinación de frijoles con pasta suene extraña pero en este caso por ser piecitas tan pequeñas de pasta se termina sintiendo más como un risotto. La textura es cremosa y la acidez de los tomates y el sabor de las hierbas y el ajo combina a la perfección con el atún.

Todo siempre sabe mejor con queso parmesano y todavía más si éste va combinado con perejil italiano. Acá los agregué de último para no matar el sabor vibrante del perejil y lograr que el queso aromatice el plato y abra nuestros apetitos.