Sigo obsesionada con los sabores complejos y aromáticos de medio oriente y del norte de África. Esta vez traté de hacer un dip o bien un spread a base de zanahorias para poder comer a cualquier hora del día.

Las zanahorias siempre las usamos o en sopas o en ensaladas pero en otras partes del mundo se les da usos diferentes. Tal vez el más común sea en postres, ya que como son tan dulces las zanahorias aportan dulzura y humedad a incontables panes, pasteles, y otras preparaciones.

Se pueden usar para preparar halwa de zanahoria, un dulce en donde las zanahorias se hierven junto con azúcar, leche y especias. O también para preparar soufflés, spreads, cremas, y panes.

El objetivo con este spread era poder crear algo tipo el hummus, algo que podamos tener en el refri y con el cual podamos preparar un snack o bien una cena o almuerzo de forma súper fácil y rápida.  ¡Creo que logré mi objetivo!

Los sabores de la naranja, el jengibre y el comino, combinan de forma perfecta con las zanahorias volviéndolas gustosas y diferentes. El perejil aporta frescura y las almendras nos dan una textura contrastante, proteína y sabor tostado.

La verdad no me esperaba que quedara tan rico y justamente lo utilice para rellenar una pita junto con carne de cerdo asada, lechuga, tomate y queso. Quedó buenísimo.

Si no tienen un procesador de alimentos lo pueden hacer en la licuadora, solamente que toma un poco más de tiempo y hay que armarse de paciencia.  Cuando lo estén procesando vayan viendo detenidamente la textura. La zanahorias no van a quedar cremosas como hummus pero tampoco debe verse seco y con trozos grandes como un picadillo.

Vayan agregando aceite de oliva poco a poco y licuando.  Se tiene que poder esparcir pero no verse como un puré. Si le ponemos mucho aceite puede haber separación y un sabor amargo.

Lo pueden disfrutar dentro de sándwiches vegetarianos junto con aguacate, lechuga, tomate y alfalfa. También puede combinarlo con atún para un snack saludable.