Esta fórmula de base de hoja de lechuga con relleno de algún tipo de proteína existe en varios países asiáticos.

El Sangchu Ssam es la versión de corea en la que carne de cerdo y kimchi se envuelven en lechuga y se comen de un solo bocado. El Larb Gai es un tipo de ensalada muy popular en países como Tailandia y Laos. Se trata de hojas de lechuga sobre las cuales se sirve carne molida cocida de cerdo o pollo sazonada con salsa de pescado, limón, soya, polvo de arroz tostado y servida con chiles, frijol nacido, culantro y hierbabuena. En China la versión del plato se conoce como San Choy Bow y el relleno consiste de pollo y hongos shitake cocidos con salsa de ostión y de soya.

Este tipo de wrap se popularizó en Estados Unidos gracias a la cadena P.F Changs ya que ellos sirven su propia versión hecha con pollo.

A mí me gusta este plato ya que básicamente es una ensalada pero como tiene tantos sabores, texturas y proteína siento que llena mucho más. Es además una buena forma de comer más vegetales y de poder gastar tuquitos de cosas como zanahorias, repollo y cebolla que van quedando en el refrigerador.

Yo hago los míos con cerdo pero los condimentos que uso en esta receta perfectamente funcionan de igual forma con res o pollo molido.

También se pueden usar diferentes tipos de hoja para hacer el wrap. Yo acá uso la lechuga Romana porque me gusta el tamaño de la hoja y el sabor; pero otras opciones aceptables son repollo, mostaza china, lechuga Boston y lechuga iceberg.

Yo no diría que mi versión es específica de ningún país. Por eso puse “asiáticos” en el título. Simplemente los hice pensando en todos los sabores de diferentes culturas que tanto me gustan.

La salsa hoisin de china con su sabor dulce y rico en umami, aromática y única. La frescura del jengibre está presente tanto en los vegetales en vinagre como en la carne. De Vietnam tomo prestadas la hierbabuena y el cebollín, así como el uso de vegetales avinagrados para dar contraste en el plato. Uso Sriracha para amarrar todo y dar un poco más de dulzor y picante. Como toque final entran las semillas de marañón para agregar un poco más de proteína y textura.

Dependiendo del tamaño de las hojas que les toquen pueden ser un poco difíciles de agarrar con la mano y ligeramente anti sexys a la hora de comerlos. Si no les gusta mucho embarrarse las manos de condimentos o bien llenarse demasiado la boca de un solo bocado lo que pueden hacer es picar un poco las hojas y simplemente servir todo como si fuera una ensalada.

Para mí el acompañamiento perfecto para este plato es un vaso grande de cerveza bien fría y, si tienen la oportunidad de conseguirlas, chips de camarón. Este trío es toda una bendición.